CocinArtE

miércoles, 7 de septiembre de 2011


Jean-Luc Rabanel
Alquimia vegetal
Por Laurent Feneau


Si bien arrancarle una sonrisa a Jean-Luc Rabanel no es sencillo, la dulzura de la mirada revela de inmediato un espíritu generoso y una necesidad incontrolable de compartir. Su cocina al igual que su personalidad es vivaz, natural y alegre.

Jean-Luc Rabanel encarna de cierta manera la imagen de una evolución controlada y perfecta de un tipo de cocina contemporánea. En Arlés, donde abrió hace dos años su "Atelier", mezcla sabores sin temer jamás a las contradicciones y resaltando en todo momento las texturas. De una manera sencilla - sólo a través del producto - consigue combinar de manera armónica lo ecológico y la creatividad. No para repetir una vez más la frase trillada "nutrición, salud, bienestar", ni para cantar La Arlesiana. No. Además, el jefe de l'Atelier no es oriundo de estas tierras.

El menú

Esta división se declina en siete toques de sabores para trece platos (primer menú) o trece toques de sabores para dieciocho platos (segundo menú). ¿No hay tiempo de respirar? Es normal. "No se trata de buscar la complejidad, por el contrario mi objetivo es conducir de la manera más sencilla posible hacia las más puras de las sensaciones". El comensal, como víctima voluntaria, acepta dejarse guiar y retomar esta antigua idea, según la cual ser alimentado es confiar en los demás, dicho de otra manera compartir e intercambiar.


¿Y qué hace Jean-Luc Rabanel cuando no cocina? "Como y disfruto de la comida. Me encanta probar, degustar, saborear, tener siempre sabor en la boca, algo que sentir y disfrutar".
En la jerarquía de gastrónomos establecida antiguamente por Alejadro Dumas y que comprendía a los bulímicos, glotones, golosos y ávidos, el chef estaría incluido, sin duda, en la última categoría. Y para concluir, lanza una provocación al duelo, "Aquí, si no eres goloso, estás muerto". ¡Todos a él!